jueves, 2 de octubre de 2014

Edúcate para ganar en la Nueva Economia

Estoy viendo muchos artículos, fotos en las redes sociales, dando a conocer que los padres deben enseñarles a sus hijos, que deben ser  pobres pero “felices” y digo porque no se puede ser las dos cosas a la vez, esto es algo muy común creer que ser pobre es ser feliz y que los ricos no lo son, encontrarme con personas que creen (por alguna extraña razón) que la humildad es lo mismo que la pobreza. Particularmente, le escucho decir esto, a personas de bajos ingresos económicos. Y la excusa es básicamente la siguiente: “Los ricos son malos”. Por lo tanto, “los pobres son buenos”, y la mayor virtud de ser pobre, es ser humilde. Porque sencillamente no hay nada por lo cual sentirse superior a otros. Esto, por un lado, es bastante triste, pues son justamente las personas pobres las que relacionan más el valor personal con el dinero. Ellos se tienen que justificar de alguna manera ante la gente que tiene más éxito financiero, diciendo que son humildes. Y por otro lado, es bastante peligroso para el progreso de las personas, pues creer que tener una gran riqueza es malo, te puede detener en tu camino al éxito total. Yo no sé si te lo has preguntado alguna vez, pero la verdad es que el dinero no tiene nada que ver con la actitud. Si una persona consigue dinero y se vuelve mala, es porque ya lo era, antes de tener dinero. Y si una persona pobre tiene baja autoestima, no necesariamente significa que su condición económica sea la causa. Relacionar la riqueza o abundancia financiera con infelicidad, miseria, soberbia, prepotencia, etc, es sólo una manera más de excusarse y decir: “Como no tengo tanto éxito, y soy una buena persona, entonces los exitosos deben ser malos”. Nada más alejado de la realidad. Así como existen personas corruptas, que roban y estafan a los pobres, existen pobres que hacen lo mismo con los ricos y con otros pobres. Desafortunadamente la maldad no está concentrada en ningún bando y es prácticamente universal. De alguna manera u otra, habrá maldad en diferentes matices de la sociedad, y esto será totalmente independiente del estrato social. Si nos vamos a la definición, la pobreza es la carencia de recursos (incluso más básicos, o recursos de subsistencia). Y la humildad es la virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento. Es decir, en aceptar que sencillamente no somos perfectos y que tenemos mucho por mejorar, por comprender, e incluso muchas cosas por las cuales arrepentirnos o pedir perdón. Y yo te pregunto: ¿Se necesita ser pobre para esto? ¡Por supuesto que NO! Ni remotamente. He conocido personas pobres que son bastante prepotentes, y también personas ricas que son generosas y que no escatiman en afecto y gentileza. Decir que los ricos son malos, es como decir que los pobres son criminales. Ambas cosas son ciertas, pero tan solo en una minoría de la sociedad. Y ¿Por qué parece que sólo escuchamos cosas malas sobre las personas adineradas? Pues porque eso es lo que los medios nos comunican todo el tiempo: Malas Noticias. Nunca escucharás en el noticiero decir cuántas parejas de adolescentes se están enamorando, ni cuántas nuevas empresas han alcanzado el éxito. Ni mucho menos verás temas sobre desarrollo personal y auto ayuda en las noticias del medio día. Lo que se vende son malas noticias. Curiosamente es lo que le gusta a la gente promedio. Por lo tanto los medios no hacen más que bombardearnos con todo lo malo. Y claro, si no se dice nada bueno, parecería entonces que no hay nada bueno respecto a los verdaderos ricos. Pero no te engañes, hazte un favor y deja de creerle a la televisión. Investiga, lee, y adquiere conocimientos sobre cómo las personas que hoy gozan de un gran éxito, han llegado a alcanzarlo. Te darás cuenta que prácticamente todos hicieron cosas buenas, e incluso contribuyeron con un mundo mejor. Y aún así, muchos se sienten agradecidos, y con humildad agradecen lo que tienen y se comprometen con mejorar y contribuir con mayor valor cada vez más. Mientras que algunos en la pobreza, no dejan de quejarse de su situación, y de exigir con soberbia y prepotencia a otros (como el gobierno) que responda por su situación. Es hora de que nos demos cuenta que nadie más es responsable por nuestra situación, y que adoptemos la humildad en nuestra vida como sinónimo de progreso, de autoaceptación y de compromiso de crecimiento. No como carencia de recursos necesarios para sobrevivir, lo cual no tiene nada que ver. Eduquemonos para cambiar, pero no nos eduquemos en la educación obsoleta y caduca que imparten en las escuelas, colegios y universidades,eduquemonos en el sistema educativo de la nueva economía, eduquemonos donde se educan los soñadores.